La basura es el único paraíso del que no podemos ser expulsados

10.29.2006

Recuerdos de un outsider

Hace poco leí la divertidísima autobiografía de Jesús Franco, polifacético y genial personaje que ha sido sistemáticamente negado y desprestigiado por la cultura oficial española. Conocido principalmente por su cine -no en vano es el director español más prolífico, con una filmografía que supera los 200 títulos- Jesús Franco ha hecho casi de todo: fue locutor de radio, actor, escritor y músico antes de dedicarse a múltiples oficios del cine.

Nacido en Madrid un par de meses antes del inicio de la Guerra Civil Española, Jesús emigra a París tras licenciarse en Derecho y, dos años más tarde, regresa a España para ingresar en el IIEC, lo que le da acceso al medio cinematográfico a tiempo para incluirse entre la joven generación neorrealista de los 50. Comenzó trabajando como compositor, guionista y asistente de dirección para Juan Antonio Bardem y Joaquín Luis Romero Marchent, entre otros, y llega a colaborar con Orson Wells como director de la segunda unidad de Falstaff (esp. Campanadas a medianoche, 1965); suyo es, también, el montaje de la inacabada El Quijote que Wells rodó en tierras españolas. Mientrastanto, el tío tuvo tiempo para acabar un total de 209 películas propias, muchas de las cuales firmaba con floridos seudónimos tales como Wolfgang Frank, Terry De Corsia, Rick Deconinck o Joan Vincent. Aunque su más afamado sobrenombre es el de Jess Frank.

Espeluznante y revelador como el cine del mismo Jesús es el aspecto de este documental que aborda su abultada y heteróclita filmografía:



Con el tiempo el justo reconocimiento le ha llegado de la mano de una legión de mitómanos del cine de serie B e inferiores. He aquí un ejemplo de la imagen que quedará de Jesús Franco en el imaginario colectivo español; una suerte de Mariano Ozores + Santiago Segura + Roger Corman:



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