La basura es el único paraíso del que no podemos ser expulsados

11.19.2006

Las dependencias de los genios

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"Las drogas no son malas, todos tus ídolos las toman"
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Homer Simpson (a su hijo Bart)
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Hace poco cayó en mis manos una publicación que recoge el contenido de la exposición"Los humoristas del 27" que coordinó el Museo Nacional Reina Sofía hace ya casi cinco años (2002) con motivo del centenario del nacimiento de Enrique Jardiel Poncela, uno de los pocos escritores con talento de los que puede disfrutar el lector de habla hispana.

Me sorprendió esta personalísima confesión suya, publicada en el semanario Buen Humor el año 1925.


[...]


"Nadie ignora cuanto he sufrido en mi aperreada y aporreada vida; mis innumerables crímenes, los años bisiestos que pasé encerrado en el presidio de Tolón, todas mis aventuras y desventuras. ¿Qué fin podía ser ya el mío en este planeta, imparalizable y achatado por los polos? Ninguno. ¿En qué había de poner mi fe? En nada. ¿Hacia qué punto cardinal iba a volver mis ojos en busca de la ilusión? Hacia ningún punto, porque ya he ido, punto por punto, siguiendo los cuatro puntos.


En consecuencia, a nadie puede extrañar que un día, en la lejana Alejandría, yo decidiese buscar y encontrar algún medio que me proporcionase el alivio absoluto y el descanso de quince minutos de mi espíritu.


Pensé en el alcohol, más lo rechacé, porque me hace daño a la garganta; pensé en sumergirme en el amor de las mujeres y no lo hice porque las tengo miedo, fenómeno que aparece en el corazón de todo hombre sensato. Además, yo he tenido un ejército de amores fugitivos: Eulalia, la "Elegante"; Juanita, "La gramófono"; y la "Francesilla"; la "Espasa"; Luz, "la Paisajista", y cien más, que ya no me interesan.


Fue entonces cuando pensé en la morfina. No crean ustedes que la morfina es una de mis amigas, no. Me refiero al alcaloide conocido con ese nombre seductor y farmacéutico. La morfina no era una mujer; a mí las mujeres me aburren ya, casi tanto como una orgía en un coche de punto. ¡Era el alcaloide venenoso lo que recordé en aquel momento de agobio en el que mi cerebro era un bazar en plena liquidación por derribo!


Ustedes habrán oído hablar de la morfina; apenas hay un tango donde no aparezca, ni una novela donde no actúe. Y, asimismo, habrán oído decir que provoca más estragos que una galerna. Pues bien: ¡Me dediqué a la morfina con un ensaño de asesino mal pagado! Y para que ustedes no sigan por ese camino por donde yo voy hacia la muerte, les describiré los aterradores efectos que esa droga causó y causa en mi persona.


Primera inyección: Alegría inusitada. Comezón, que no tarda en convertirse en realidad, de bailar la sardana con un almacenista de paños.


Segunda inyección: Optimismo rebosante. La vida toma un color rosáceo que da gusto. Se dan vivas a Carulla y a Bertrán Dugesclín. Se cree en los amigos, en los ferroprusitos, en los ferrocarriles y en la eficacia del clorato de potasa. Se planea el desarrollo de una zarzuela en tres actos. Se afirma a todo el que quiere oir que uno entiende los "menús" de los banquetes de homenaje.


Tercera inyección: Crece el optimismo de un modo que aprece que le han abonado con nitrato de Chile. Se va a ver trabajar a la compañía de Ribas. Cacho y se sale satisfechísimo del espectáculo.


Cuarta, quinta y sexta inyecciones: Decaimiento brusco; alucinaciones frecuentísimas.


Séptima y octava inyecciones: Principio de desequilibrio; se compra uno un aparato de galena.


Novena inyección: Estupidez declarada; no se deja de oir ni un solo radioconcierto.


Décima inyección: Desequilibrio total. Se jura que en toda España hay más de seis mil pesetas. Se coleccionan fototipias.


Inyecciones siguientes: El cerebro es un caos con aplicaciones de incongruencia paradisíaca. Se hace uno escritor. Y se firma debajo de lo que se escribe pensando que le interesa a alguien."


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David Lee Roth - El garrulo que triunfó (y III)


"Money can't buy you happiness,
but it can buy you a yacht big enough
to pull up right alongside it"
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David Lee Roth
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Tres años después de iniciar su andadura en solitario, y arropado por una superbanda de mercenarios del rock, David se comió el mundo en 1988.
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Tras el éxito de distribución del EP "Crazy from the heat" en los primeros meses de 1985, David llamó a su mayordomo -al que desde hacía unos meses llamaba Eddie- y se mandó preparar un 'paradise punch' con lima y limón, todo agitado con hielo y servido en un vaso Collins, como de costumbre. Eso le daría tiempo suficiente para buscar la tarjeta de crédito, guardada celosamente en un cajón de la cómoda bajo una pila de sábanas blancas pulcramente plegadas.
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Más tarde, mientras apuraba el cocktail tumbado en una colchoneta hinchable con reposabrazos que flotaba en el centro de la piscina de reglamentarias dimensiones olímpicas, Dave hizo unas llamadas -una de ellas para encargar una pizza- y movilizó al personal adecuado de manera que a finales de año tuvo un disco listo para salir a la venta e iniciar una nueva gira.
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"Eat 'em and smile" fue el feliz título de la nueva criatura. Y la cosa funcionaba así: él (David) ponía la pasta a cambio de que Steve Vai, Billy Sheehan y Greg Bissonette, pusieran el talento. Y, aunque nunca fue confirmado, el atrezzo parece ser que era cortesía de los Estados Unidos Africanos, que confeccionaron una serie de mallas con girones sobrantes de las banderas de los estados que habían ido apareciendo en los últimos veinte años.
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Como siempre, David aprovechó los videoclips para dar rienda suelta a su desquiciado universo de personajes. Pero, no se hable más, veamos como se lo montaban estos haraganes:
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Quien sabe por qué peregrino cauce de razonamiento, Diamond Dave llegó a la conclusión de que los temas de "Eat'em and smile" debían grabarse de nuevo en idioma español y portugués (!). Y, dado que "quien paga manda, aunque mande mal" así se hizo y la versión española, que se tituló "Sonrisa Salvaje", salió a la venta.
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Por desgracia o por fortuna los alaridos en versión portuguesa restan congelados en las cintas maestras de los estudios, si es que alguna vez llegaron a registrarse...
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He aquí un ejemplo de la patética traducción que se hizo de unas letras que, por otra parte, tampoco eran joyas de la Literatura Universal:
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Goin' Crazy (esp. "Vuelto loco")
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"Corriendo por la carretera tropical
me ha hecho mal el calor,
me vuelvo loco pero muy a mi manera
quizás me alcance aqu la puesta del Sol.

Pues vuelto a gozar yo quiero renunciar
mandar al diablo al patrón.
Ya no me quejo, me conformo la verdad,
me estás friendo porque el calor está genial

Vuelto loco vieja! vuelto loco... el calor!!!

Bailamos locamente y en el muelle anoche
y me caí al agua Oh no!
Al policía no le hizo gracia alguna
dijo: "Cuidado con la hija del alcalde"

No me quieras frenar y menos para allá,
es lo que digo y quien
entrégate al ritmo, difícil es parar
tu sonríes porque el calor está genial

Vuelto loco vieja! vuelto loco.. el calor!!!
Vamos todos!!!
Vuelto loco vuelto loco el calor!!!"


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¡¡¡¡¿¿¿Os imagináis semejante experimento en portugués...???!!!!
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Tres años más tarde, en 1988, David sacaba a la venta su segundo álbum original: "Skycraper".
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Es memorable el videoclip del single, en el que la banda hace un apretado resúmen de lo que era el espectáculo en vivo: David entretiene al público con saltos y acrobacias diversas, blande el pie de micro como un "kun" oriental, pelea contra su propia sombra (o quizá contra su propio ego) en un ring de boxeo suspendido en el aire sobre los millares de cabezas del público e incluso surfea sobre las olas de fanáticos montado en una tabla elevada y guiada por cables de acero.
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Y muchas más cosas que no vale la pena describir cunado se pueden ver:
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Y seguiría escribiendo más cosas bizarras sobre este personaje, pero ya me he cansado. Nunca creí que me agotaría de explotar semejante filón de basura, pero así ha sido.
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Como despedida y broche de oro -del que cagó el moro- a este artículo por entregas comentaré la que quizá sea la más injustificable de las locuras de Diamond Dave: el proyecto "Strummin' with the devil: the southern side of Van Halen", una revisión bluegrass de los clásicos ochenteros de Van Halen (!) que el genio judío de melena oxigenada y mallas no recomendadas para epilépticos está rentabilizando en estos momentos.
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"The light you see at the end of the tunnel is the front of an oncoming train."
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David Lee Roth

11.07.2006

David Lee Roth - El garrulo que triunfó (II)

"The world's a stage, and I want the brightest spot"
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David Lee Roth
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Liberado de los lastres creativos impuestos por clan Van Halen, David Lee Roth se propuso iniciar una exploración de los límites de su mente de auténtico y genuino artista comprometido con el arte por el arte.


Embriagado del dulce elixir de la libertad, David -enfant terrible de la civilización de la lycra y la melena oxigenada- abría la caja de Pandora al asomarse al interior de su propia cabeza y, subido de puntillas en el taburete de su propio ego, levantaba con una mano la tapa de los sesos mientras, apartando con la otra un enorme mechón rubio platino, gritaba:

- ....éeeeeee-óoooooo!!!!!

Iniciando así una nueva y acelerada carrera hacia mayores cotas de éxito.
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"Crazy from the heat", fue el título del primer EP de Diamond Dave tras abandonar a los virtuosos hermanos de apellido holandes e inexplicables indumentarias.
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Contenía cuatro cortes, dos de los cuales (California Girls y Just a gigoló/I ain't got nobody) consiguieron altos índices de popularidad... (explicables únicamente por el cirio que se montó a raíz del imprevisible abandono del frontman de la banda estrella del momento más que por su aportación al cuadro general de la música occidental, vista ésta de manera global y considerada como proceso cultural e histórico de cierta relevancia...).
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Los vídeos musicales de los dos éxitos citados, asimismo financiados a golpe de tarjeta por centenares de ignorantes pacientes neoyorquinos, también son dignos de encabezar una edición en tapa dura de la "Antología de lo garrulo".

En California Girls, Diamond Dave se presta a hacernos de surreal cicerone en una agotadora tourné venérea lo largo y ancho de la geografía yanqui. Si existe una glándula que regula el sentido del ridículo, él nació sin ella; veámoslo:

California Girls (videoclip) - David Lee Roth band (1985)

Sin embargo en Just a gigoló/I ain't got nobody, la cosa va más allá. David crea un mundo de ficción que gira en torno a su propio ombligo y, desde un supuesto plató de una hipotética televisión que no representa otra cosa más que su enferma y esquizofrénica mente falocéntrica y ególatra, sueña -al más puro estilo quevediano- una visión alucinada en la que sus obsesiones toman cuerpo y reciben el soplo de la vida.
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Autorrepresentado como un descarado crooner de la trivialidad, un hortera Diamond Dave hace de maestro de ceremonias en el entierro de su propia dignidad; veámoslo también:

Just a gigoló/I ain't got nobody (videoclip) - David Lee Roth Band (1985)
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(Continuará...)

11.05.2006

David Lee Roth - El garrulo que triunfó (I)

Hoy dedicaré unas líneas a un personaje cuya historia merece ser conocida, recordada y difundida. Quizá con la esperanza de que no vuelva a repetirse.

Este de la foto no es otro que David Lee Roth: judío neoyorquino sobrino de uno de los capos de la noche de la Gran Manzana y -ante todo- garrulo sin mesura y problemático frontman de la archifamosa megabanda de rock ochentero creada por los hermanos Van Halen.

Superestrella del rock duro, escalador temerario y experto en varias artes del mamporro -entre otras muchas y bizarras dedicaciones-, la vida de Diamond Dave viene siendo desde hace décadas un enorme tobogán cuyo descenso acelerado conduce sin remedio al fondo del más profundo y oscuro pozo en el que la humana dignidad puede caer. Sin embargo -y contra toda lógica- esta caída al vacío le ha reportado, como no podría ser de otra manera en un país y un negocio donde todo es posible, primero la popularidad, luego la fama y más tarde la aceptación y el respeto del público. Eso sí, ahora -treinta años después del comienzo de la debacle- es calvo como una bola de billar.

Un buen día de 1978 en que debía haberse detenido el suministro de cerveza en la ciudad de Los Ángeles, David Lee Roth -dado que no tenía nada que hacer- convenció a unos mierdas a los que les alquilaba los amplificadores, los Rat Salade (ex-Mammoth) para cantar un rato. Tras unos primeros momentos de vacilación e incertidumbre en los que Edward -guitarra-, Alex -batería- y Michael -bajo- abandonaban el Scattergories con gesto ceñudo para tomar sus respectivas posiciones, la música comenzó a sonar...

Primero unos ataques rítmicos del bajo...

uno, dos, tres, cuatro; uno, dos, tres, cuatro; uno, dos,...

Luego, un discreto acompañamiento de batería, con brillante acento metálico...

chst, chst, chst, chst!; chst, chst, chst, chst!, chst, chst,...

Seguidamente, un riff de guitarra abierto y simple que caía como un martillo justo en medio del ritmo base...

...kerrraanggg!! rraangg!!! kerrraanggg!!!

Y en medio de este agitado mar de sonidos, se escuchaba una voz...

"I live my life like there's no tomorrow
and all I've got, I had to steal.
Least I don't need
to beg or borrow.
Yes I'm livin' at a pace that kills
Oooh, yeah!!!"

Aguda como el silbato de un tren, la voz de David rasgaba el compacto muro de sonido que disparaban las decenas de válvulas incandescentes ordenadas en pulcras filas en el interior de los amplificadores eléctricos, todos de su propiedad -aunque comprados con el dinero que papá enviaba puntualmente a principios de mes desde la exclusiva clínica de oftalmología de NY- y que los mierdas de apellido holandés usufructuaban eventualmente. Tras un puente musical a base de apretadas líneas de tapping de guitarra sobre una linea bajo sobresaturado, David completaba su confesión con estas palabras:

"I found the simple life
ain't so simple.
When I jumped out on that road
I got no love,
no love you'd call real.
Ain't got nobody, waitin' at home"

La música terminó -como siempre pasa- y, durante unos segundos, un resto indefinible del sentimiento vertido quedó flotando en el ambiente. Ninguno de los cinco acertaba a explicar a que se debía este raro fenómeno, puesto que habían recogido las mayas de la tintorería esa misma tarde. Mas, con una mirada cómplice, todos se dieron cuenta de que, simplemente, había nacido de nuevo la magia del rock.

Y Eddie dijo: "A mi no se me escucha."

Y David dijo: "A mi menos."

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Éste fue, digan lo que digan las crónicas oficiales, el origen de la más aclamada banda de rock de los primeros años de la década de los 80: Van Halen.

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Otro buen día, años más tarde, en el 83 y ya en la cresta de la ola, con cinco discos grabados con Van Halen, actuaciones pagadas con talones millonarios y primeras portadas a todo color anunciando a los chicos del número uno de la lista de éxitos, David se hartó de la fama.

La popularidad no era el sueño dorado que imaginara tiempo atrás, cuando el impacto de sus primeros discos estableció a la ciudad de Los Angeles como la capital mundial de los rockeros amantes de la lycra y enemigos del cuero.

Estaba cansado de seguirle la corriente a los hermanos Van Halen, harto de limitarse a ser un mero satélite cuyo pálido brillo no era más que el reflejo de la única y verdadera estrella, ese maldito Eddie, cabezón y enclenque mocoso chuleado por su hermano Álex. ¿Quien se creía ser, ese Álex?; no era más que un matón que vivía a costa del pequeño Edward y que tocaba la batería sin siquiera quitarse los guantes de boxeo por si algún fan enloquecido se acercaba demasiado al seguro viviente de su futura jubilación.

¿Y qué decir de Eddie? totalmente enajenado en su sueño de Dios del mástil, de genio precoz, nuevo artista americano y sex symbol, no se daba cuenta de que todos se estaban aprovechando de su talento, si es que tenía alguno. Porque, ¿qué habia inventado?, ¿el tapping?, ¿aporrear la guitarra de forma aleatoria con todos los dedos de ambas manos a la vez?. Al fin y al cabo nadie notaba la diferencia y siempre había que explicarlo dibujándolo en una servilleta.

Visto lo visto, David se cansó y decidió hacer la guerra por su cuenta.

Tanto es así que, en 1985, los glaucomas, las degeneraciones maculares y las cataratas de los neoyorquinos tuvieron repercusión no sólo en la salud de sus ojos, sino también en la de sus oídos. Pues las facturas de la clínica paterna fueron a parar a la financiación de un EP con los primeros temas de Diamond Dave en solitario.

(Continuará...)